Un equipo de astrónomos del Instituto Max Planck han presentado el primer estudio detallado de las características atmosféricas -los patrones climáticos- de una enana marrón, un objeto intermedio entre los planetas y las estrellas. Los resultados obtenidos incluyen el primer mapa de la superficie de este cuerpo y medidas, en diferentes longitudes de onda, de su atmósfera a diferentes profundidades.
Para los expertos, este hecho marca el comienzo de una era en la que los astrónomos serán capaces de comparar los modelos de formación de nubes sobre las enanas marrones y, finalmente, en los planetas gaseosos gigantes en sistemas estelares lejanos, a través de las observaciones.
Fue el descubrimiento, el año pasado, de un sistema de enana marrón a tan sólo 6,5 años luz de distancia desde el Sol lo que presentó a los astrónomos la oportunidad de estudiar este tipo de objetos con mayor detalle. Así, los científicos han observado los objetos que forman este sistema, llamados Luhman 16A y 16B, y ahora los datos de este trabajo han sido publicados en 'Nature' y en 'Astrophysical Journal Letters'.
El primer estudio, dirigido por Ian Crossfield, presenta un mapa de la superficie de Luhman 16B, usando un método conocido como Doppler, que nunca antes se había aplicado a este tipo de objeto. "Las observaciones anteriores han deducido que las enanas marrones tenían una superficie moteada, pero ahora que se ha mapeado el cuerpo directamente lo que se ha visto es que tiene una cobertura de nubes, presumiblemente irregular, algo así como lo que se puede ver en Júpiter", ha explicado Crossfield.
Los mapas obtenidos por Crossfield y sus colegas corresponden a versiones muy hostiles de los mapas meteorológicos que los satélites envían de la Tierra. En este sentido, Crossfield apunta que, "en el futuro, se va a poder ver la forma de los patrones de nubes, cómo evolucionan y cómo se disipan".
"Con el tiempo, tal vez los meteorólogos podrán predecir si un visitante a Luhman 16B puede esperar cielos despejados o nublados", ha añadido.
Sin embargo, para los seres humanos, el clima de esta enana marrón siempre va a ser clasificado como "muy malo", ya que presenta temperaturas "de alrededor de 1.100ºC y se cree que las nubes detectadas están hechas de gotas diminutas de hierro fundido y varios minerales que flotan en una atmósfera que es, en su mayoría, de hidrógeno.
SEGUNDO ESTUDIO
El segundo estudio, dirigido por Beth Biller, va a mayores profundidades. Las nubes más brillantes y más oscuras van desapareciendo del plano de visión y su brillo va cambiando. Al observar simultáneamente variaciones de brillo en diferentes longitudes de onda, Biller y sus colegas fueron capaces de reconstruir lo que sucede en las diferentes capas de la atmósfera, tanto para Luhmann 16A como para Luhmann 16B.
"Hemos aprendido que el patrón de clima en estas enanas marrones son bastante complejos. La estructura de la nube de la enana marrón varía muy fuertemente en función de la profundidad de la atmósfera y no se puede explicar con una sola capa de nubes", ha indicado la investigadora.
Los nuevos resultados son el comienzo de una nueva fase en las investigaciones sobre enanas marrones. "Es muy emocionante, porque es sólo el comienzo de un trabajo que se podrá mejorar con las próximas generaciones de telescopios, que podrán ver las superficies de estos cuerpos más distantes y compararlos con el mapa de la superficie de un planeta gigante joven", ha concluido.