lunes, 13 de enero de 2014

Descubierto un objeto espacial que no saben si es estrella o planeta


Se encuentra a unos 500 años luz de la Tierra. No es un planeta, ni tampoco una estrella, aunque podría ser cualquiera de las dos cosas. O también algo completamente diferente. ROXs 42Bb es un objeto peculiar y misterioso que, por ahora, escapa a cualquier clasificación. Y que desde luego supone todo un desafío para lo que sabemos, o creemos saber, sobre cómo se forman las estrellas y los planetas.

“Disponemos de medidas detalladas de este objeto desde hace siete años –explica Thayne Currie, de la Universidad de Toronto y autor principal del estudio que se publica esta semana en Astrophysical Journal Letters-. Incluso tenemos su espectro, que revela su gravedad, su temperatura y su composición molecular. Y a pesar de eso, aún no podemos determinar si se trata de un planeta o de una estrella fallida, lo que llamamos una enana marrón. Según cuáles sean las medidas que consideremos, la respuesta puede ser cualquiera de las dos”.

Su nombre, ROXs 42Bb, se debe a su proximidad a la joven estrella ROXs 42B. Se trata de un objeto que tiene aproximadamente nueve veces la masa de Júpiter, por debajo del límite que los astrónomos usan para separar planetas de enanas marrones, que suelen ser más masivas. Sin embargo, se encuentra 30 veces más lejos de su estrella de lo que Júpiter está del Sol.

“Esta situación –afirma Currie- es ligeramente distinta a decidir si Plutón es o no un planeta. Para Plutón, la cuestión es si un objeto de tan baja masa en medio de un grupo de cuerpos similares es o no un planeta. Aquí se trata de saber si un objeto tan masivo y tan lejos de su estrella es o no un planeta. Y si lo es, ¿Cómo se formó?”

La mayoría de los astrónomos piensan que los gigantes gaseosos como Júpiter y Saturno se formaron por acreción, acumulando grandes cantidades de gas alrededor de un núcleo sólido. Un proceso que es mucho más eficiente si el planeta está relativamente cerca de su estrella, de la que obtiene los materiales para formar su núcleo sólido.

Otra teoría que trata de explicar la formación de los gigantes gaseosos, llamada de la inestabilidad del disco, propone que un fragmento del disco de gas que rodea una estrella joven puede colapsar bajo su propia gravedad y convertirse en un planeta. Un mecanismo que, a diferencia del anterior, funciona mejor lejos de la estrella madre.

Sin fronteras definidas
Currie y otros astrónomos han observado ya una docena larga de gigantes gaseosos. Algunos tienen una relación de masa planeta-estrella alrededor de 10 veces la de Júpiter y el Sol, y se encuentran a una distancia de su estrella que es unas 15 veces la que tiene Júpiter del Sol. Otros tienen una relación de masa planeta-estrella mucho más alta, y se encuentran a distancias de sus estrellas 50 veces o más de la que hay entre Júpiter y el Sol.

Los objetos del primer grupo serían planetas formados por acreción, mientras que los del segundo probablemente se formaron de forma parecida a como lo hacen las enanas marrones y otras estrellas. Pero entre estas dos poblaciones bien diferenciadas existe un enorme vacío que separa lo que son verdaderos planetas de otros objetos que no lo son.

Currie cree que este nuevo objeto desdibuja la hasta ahora bien definida frontera entre planetas y enanas marrones, y que podría ser el primer miembro que se descubre de un tercer grupo de objetos que estaría entre los dos anteriores. “Es muy difícil comprender cómo este objeto logró formarse tal y como Júpiter lo hizo –explica Currie- . Pero al mismo tiempo su masa es demasiado baja para ser una típica enana marrón. Podría tratarse de una nueva clase de planeta o quizá, aunque sería muy raro, de una enana marrón de muy baja masa, una especie de enana marrón con masa planetaria”.

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