Robert Goddard, considerado hoy padre de la moderna propulsión de cohetes, obtuvo el 7 de julio de 1914 sendas patentes en Estados Unidos, que contribuyeron a los albores de la era espacial. Una era un cohete con combustible líquido. La segunda para un cohete de dos o de tres etapas utilizando combustible sólido.
La primera vez que llamó la atención de los académicos como estudiante fue en 1907, después de provocar una nube de humo con un cohete disparado en el sótano del edificio de Física del Instituto Politécnico de Worcester Polytechnic Institute, informa el Daily Mail.
Con sus diseños hechos ya realidad, antes de 1916 había desarrollado las teorías matemáticas de la propulsión de cohetes. En un informe de 1920, Goddard esbozó la posibilidad de que un cohete llegara a la luna y la explosión de una carga de polvo de destello allí para celebrar su llegada.
Los medios de comunicación recogieron la propuesta científica de Goddard de un vuelo en cohete a la Luna y algunos medios de prestigio como New York Times ridiculizaron la iniciativa, con el argumento de que infringía una teoría de la Dinámica al pretender navegar por el vacío.
Sin embargo, en 1926, Goddard había construido y probado con éxito el primer cohete con combustible líquido basado en estas patentes.
UNA REALIDAD EN 1926
Para los astrónomos, el vuelo del cohete de Goddard el 16 de marzo de 1926, en Auburn, Massachusetts, fue tan significativo para la historia espacial como la del primer vuelo con motor de los hermanos Wright en 1903.
Entre otros hitos de diseño que se deben a Goddard figuran una carga útil científica en un vuelo de cohete, en 1929, o el uso de paletas y control giroscópico para la orientación de un cohete, en 1932.