El pasado 28 de enero, el observatorio IRIS (Interface Region Imaging Spectrograph) de la NASA fue testigos de la más fuerte erupción solar desde que se lanzó en el verano de 2013. Las llamaradas solares son explosiones de rayos X y luz que fluyen hacia el espacio, pero los científicos aún no saben cómo se desencadenan.
IRIS se fija en una capa de la atmósfera inferior del sol justo por encima de la superficie, llamada la cromosfera, con una resolución sin precedentes. Sin embargo, no puede mirar a todo el Sol al mismo tiempo, por lo que el equipo siempre tiene que tomar decisiones sobre qué región podría proporcionar observaciones útiles.
El 28 de enero, los científicos descubrieron una región activa magnéticamente en el Sol e IRIS se centró alló para ver cómo se comportaba el material solar bajo fuerzas magnéticas intensas. A las 9:40 pm GMT, surgió de la zona una erupción moderada, marcada por una llamarada de clase M -la segunda más fuerte después de la de clase X-, enviando rayos x y luz al espacio.
IRIS estudia la capa de la atmósfera solar llamada la cromosfera que es clave para regular el flujo de energía y materia que viajan desde la superficie del Sol hacia el espacio. En el camino, la energía calienta la atmósfera superior, la corona, y a veces se producen brotes como este.
IRIS está equipado con un instrumento llamado espectrógrafo que puede separar la luz que ve en sus longitudes de onda individuales, y que a su vez se correlaciona con el material a diferentes temperaturas, velocidades y densidades. El espectrógrafo de IRIS se fijó a la derecha en el corazón de esta llamarada cuando alcanzó su punto más alto, por lo que los datos obtenidos puede ayudar a determinar cómo las diferentes temperaturas de flujo de materiales, dando a los científicos una visión más clara de cómo funcionan las llamaradas solares.
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http://www.europapress.es/ciencia/noticia-iris-capta-mayor-erupcion-solar-20140221192442.html