Los seis tripulantes de la Expedición 42 a bordo de la Estación Espacial Internacional se encuentran seguros y sin problemas tras un pequeño incidente provocado por una falsa alarma que se disparó en el segmento estadounidense del laboratorio orbital el miércoles por la mañana.
Según parece, el miércoles por la mañana los controladores de vuelo en el Control de la Misión en el Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston, registraron un aumento de la presión en el circuito de agua del sistema de control térmico B de la Estación y posteriormente un aumento de presión en cabina que podría ser indicativo de una fuga de amoníaco en el peor de los casos. Actuando de forma conservadora como medida de protección, en el peor de los casos, se indicó a la tripulación que se dirigiese para aislarse en el segmento ruso de la ISS, mientras los equipos evaluaban la situación. Los equipos no esenciales en el segmento estadounidense de la Estación también se apagaron, según los procedimientos.
Tras varias horas de estudios y comprobaciones, los controladores del MCC indicaron a los tripulantes que no había síntomas de ninguna fuga de amoníaco, y que todo parecía indicar que se trataba de una falsa alarma provocada por un sensor defectuosos, lo que provocó una falsa lectura por parte del software informático de los niveles de toxicidad en el aire de la ISS.
Así pues, ayer por la noche, los astronautas abrían de nuevo las escotillas y regresaban al segmento estadounidense de la Estación Espacial Internacional para volver de nuevo a sus tareas de trabajo. Por su parte, los controladores del MCC están analizando todos los datos para tratar de averiguar que pudo provocar ese fallo erróneo en la lectura de los niveles de amoníaco del laboratorio orbital. Los responsables de la Agencia han querido destacar que durante todo momento no hubo ningún riesgo para la tripulación, ya que se procedió según los protocolos de seguridad establecidos en estos casos.