Cabo Cañaveral, Florida, EUA, 18 de julio, 2016 (AP). SpaceX lanzó con éxito en la madrugada del lunes un cohete con suministros para la Estación Espacial Internacional, que contiene un importante puerto de acoplamiento y un decodificador de ADN para investigación genética en el espacio.
Por si fuera poco, la empresa recuperó los propulsores de la primera fase del vuelo, que aterrizaron verticalmente en la base de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral. Es el segundo aterrizaje de este tipo para una misión orbital y cumple el objetivo de la empresa de recuperar los materiales empleados y reducir costos.
"Un muy bien día", dijo Hans Koenigsmann, vicepresidente de SpaceX.
La nave no tripulada Falcon atravesó la oscuridad de la madrugada del lunes con 2,268 kilogramos (5,000 libras) de suministros para los astronautas entre los que hay alimentos, experimentos y equipos para la Estación Espacial Internacional. En el momento del despegue, el puesto orbital estaba ubicado sobre el Atlántico norte.
Esta es la segunda vez que SpaceX intenta el lanzamiento del puerto de acoplamiento para la NASA. El anterior quedó destruido en un accidente en el océano Atlántico el año pasado.
La NASA necesita instalar el nuevo puerto antes de que astronautas estadounidenses puedan volar en capsulas tripuladas que espera estrenar el próximo año. Space X está construyendo una versión de sus naves de carga Dragon para transportar pasajeros, mientras que Boeing —que construye las plataformas de anclaje— trabaja en la cápsula tripulada Starliner. Estos dispositivos se anclarán a esta plataforma y a otra que se enviará en un año.
Se espera que la cápsula Dragon y su último cargamento se acoplen a la EEI el miércoles.
La primera etapa del cohete propulsor de SpaceX aterrizó a apenas tres kilómetros (dos millas) de donde había despegado ocho minutos antes. La compañía acumula ahora cinco aterrizajes verticales de sus cohetes desde diciembre, tres en una plataforma marina y dos en tierra. Los empleados en la sede de la empresa en Hawthorne, California, gritaron y aplaudieron cuando el cohete, de 15 pisos de altura, aterrizó sin problemas.
Koenigsmann dijo que el cohete parecía estar en "forma excelente, por lo que probablemente muy pronto estará listo para volar de nuevo".