Arecibo, Puerto Rico, 20 de julio, 2016 (AP). El mayor radiotelescopio de un solo plato del mundo está enclavado entre las verdes colinas de Puerto Rico, desde donde realiza tareas como la búsqueda de ondas gravitacionales, escucha señales extraterrestres y rastrea asteroides que podrían colisionar con la Tierra.
Pero el panorama es cada vez más sombrío para el Observatorio de Arecibo, donde está el plato de 305 metros (1,000 pies) de ancho empleado en una investigación que generó un Premio Nobel.
La reducción de los fondos que recibe del gobierno de Estados Unidos y la construcción de telescopios más grandes y potentes en sitios como China y Chile amenazan la existencia del telescopio, aunque un grupo de científicos hace campaña para mantenerlo activo, alegando que todavía puede emplearse para investigaciones importantes.
"Es el telescopio más sensible de la Tierra, y esta es una muy buena razón por la que deberíamos seguir financiándolo", dijo Robert Kerr, un exdirector del centro. "Con este tipo de potencia, puedo escuchar a una hormiga caminando sobre la superficie de Marte".
El telescopio atrae anualmente a unos 90,000 visitantes y a alrededor de 200 científicos para realizar investigaciones. Los aficionados al cine lo han visto en la película "Contact" de Jodie Foster y en "GoldenEye", de la saga de James Bond.
Los científicos emplean la infraestructura, que se asemeja a una antena parabólica gigante en lugar de a la típica lente alargada de un telescopio, para detectar emisiones de objetos como estrellas y galaxias. Se trata básicamente de la oreja humana en el espacio.
El primer indicio de que el observatorio, que tiene 53 años, estaba en peligro se produjo hace una década, cuando un grupo de expertos recomendó su cierre a menos que otras instituciones pudieran colaborar con la Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos.
La NASA contribuye ahora, pero la fundación científica de Arlington, en el estado de Virginia, sigue aportando dos tercios de los 12 millones de dólares del presupuesto anual del observatorio y advirtió que no puede seguir manteniendo las instalaciones operativas en un momento en que su presupuesto total se está reduciendo.
"No tenemos fondos para seguir apoyando todo lo que la gente querría que apoyemos", dijo Jim Ulvestad, director del departamento de ciencias astronómicas de la fundación, en conversación telefónica.
La fundación está preparando una declaración de impacto ambiental, que según Ulvestad se realiza "cada vez que el gobierno federal considera un cambio significativo en una de sus instalaciones". Entre las propuestas se incluye el cierre del observatorio, la suspensión de sus operaciones o la transformación en un centro educativo, que podría reducir sus costos.
La decisión se espera para mediados de 2017.
Funcionarios gubernamentales han cuestionado también la relevancia del observatorio en vista de que se están construyendo nuevos telescopios. Uno recién terminado en el suroeste de China se hará con el título de mayor radiotelescopio de parábola única del mundo una vez empiece a operar en septiembre. Y se acaba de instalar un conjunto de radiotelescopios en el norte de Chile, donde se trabaja en la construcción de otro aparato que tendrá la mayor cámara digital del mundo.
Durante una sesión en el Congreso de Estados Unidos este mes, Ulvestad dijo que el nuevo telescopio de Chile funcionará mejor que el Observatorio de Arecibo en la identificación de asteroides que podrían amenazar a la Tierra. Rechazó el temor de que la suspensión o el fin de las operaciones en Arecibo pudieran poner en peligro al planeta, apuntado que hay otros telescopios que se dedican a buscar asteroides.
Sin embargo, la representante republicana de California Dana Rohrabacher instó a Ulvestad y a otros científicos a mantener Arecibo abierto al menos hasta que los nuevos telescopios comiencen a operar.
"Lo realmente importante es asegurar que la Tierra no será destruida por un algún objeto espacial y todos nosotros muramos", dijo.
Los científicos que luchan para mantener Arecibo abierto dicen que sigue implicado en importantes investigaciones.
El telescopio busca púlsares, que son restos de estrellas que pueden emplearse para detectar ondas gravitacionales, un fenómeno que Albert Einstein predijo en su Teoría General de la Relatividad. Además busca hidrógeno neutro, que puede revelar cómo se forman otras estructuras cósmicas.
"Arecibo es de lejos el instrumento más sensible y detallado que tenemos en cualquier parte del planeta, existente o planificado", explicó Anthony van Eyken, director interino del centro.
Los científicos apuntan que pese a los nuevos telescopios que entrarán en funcionamiento, el de Arecibo seguirá siendo el mayor radiotelescopio con radar planetario del mundo y también el más sensible.
"Muchos secretos del universo son muy sutiles y muy tenues y difíciles de encontrar (...) y esa sensibilidad es necesaria para descubrir los secretos de la naturaleza", dijo Kerr.