El Cairo, 13 jul (EFE).- El suizo André Borschberg, uno de los dos pilotos del Solar Impulse II, el avión que llegó hoy a El Cairo en su última escala antes de completar la vuelta al mundo, señaló que la tecnología aplicada en la aeronave debe utilizarse en las ciudades.
"Este avión toma su energía de una fuente renovable, la almacena, porque el usuario, en este caso el piloto, no la necesita al mismo tiempo que es producida. De la misma manera, lo podemos hacer en las ciudades. Lo que hacemos en este avión es lo que deberíamos hacer en tierra", aseguró Borschberg a los periodistas.
Tras cerca de 50 horas de viaje desde que salió de la localidad española de Sevilla, Borschberg afirmó que se siente "emocionado" porque ha sido su último viaje en el Solar Impulse II, que en pocos días despegará rumbo a Abu Dabi para completar la vuelta al mundo, pero esta vez bajo los mandos del otro piloto del proyecto, Bertrand Piccard.
Por su parte, Piccard destacó que la energía solar es una "fuente de estabilidad social, riqueza y paz".
"Se puede descentralizar la producción de energía y ofrecerla por un precio muy barato a todo el mundo. Ya no es energía solar para los países ricos, ahora es para los países en desarrollo, para que sean más ricos, más seguros", indicó.
El Solar Impulse II llegará en los próximos días a Abu Dabi, tras completar una travesía de 35.000 kilómetros, 500 horas de vuelo y diez escalas sobrevolando el mar de Arabia, India, Myanmar, China, los océanos Pacífico y Atlántico, Estados Unidos, el sur de Europa y el norte de África en cinco meses durante dos años.
Este monoplaza está fabricado con fibra de carbono y se sustenta con una envergadura alar mayor que la del Boeing 747, pero desplaza un peso similar al de un automóvil familiar vacío.
Además, mantiene una velocidad de travesía de entre 45 y 90 kilómetros por hora, mientras que alcanza un techo de vuelo máximo de 8.500 metros de altitud. Yahoo Finanzas España