jueves, 22 de septiembre de 2016

Rosetta descenderá sobre una región de fosas activas

Aprovechando para realizar observaciones científicas hasta el último momento, la misión Rosetta finalizará el 30 de septiembre con su descenso sobre una región de fosas activas en la ‘cabeza’ de 67P/Churyumov–Gerasimenko.

Esta región, conocida como Ma’at, se encuentra en el menor de los dos lóbulos del cometa. Alberga varias fosas activas de más de 100 m de diámetro y entre 50 y 60 m de profundidad, en las que se originan una serie de chorros de polvo.

Las paredes de las fosas también muestran unas enigmáticas estructuras granulosas de un metro aproximadamente, denominadas ‘piel de gallina’. Los científicos creen que podrían indicar la existencia de antiguos cometesimales, que al fusionarse en las primeras fases de formación del Sistema Solar dieron lugar al cometa.

El 30 de septiembre, Rosetta observará estas fascinantes estructuras desde más cerca que nunca: ese día, la sonda se dirigirá a un punto adyacente a una fosa bien definida, de 130 m de ancho, que el equipo de la misión ha bautizado de manera informal como Deir el-Medina, ya que cuenta con una estructura de apariencia similar al antiguo poblado egipcio del mismo nombre. 

Igual que los objetos encontrados en el yacimiento arqueológico muestran a los historiadores cómo era la vida en el poblado, la fosa del cometa presenta indicios sobre el devenir geológico de la región.

Rosetta impactará en un punto muy cercano a Deir el-Medina, dentro de una elipse de unos 700 x 500 m.

La sonda lleva desde el 9 de agosto trazando órbitas elípticas cada vez más cercanas al cometa y, durante el último sobrevuelo, podría quedar a 1 km de la superficie, una distancia nunca antes alcanzada. 


“Aunque Rosetta lleva sobrevolando el cometa dos años, nuestro mayor reto será mantenerla operativa sin problemas durante las últimas semanas de la misión en el entorno impredecible de este cometa, y tan lejos del Sol y la Tierra”, explica Sylvain Lodiot, responsable de operaciones de la sonda para la ESA.

“A medida que nos vamos acercando al cometa, ya estamos notando la diferencia en la atracción gravitacional: el periodo orbital de la sonda se está incrementando, por lo que debemos corregirlo mediante pequeñas maniobras. Por eso tenemos que llevar a cabo estas órbitas de descenso gradual, para poder enfrentarnos a estos problemas cuando tenga lugar el acercamiento final”. 

El sobrevuelo final se completará el 24 de septiembre. A continuación, durante los siguientes días se llevarán a cabo una serie de maniobras necesarias para alinear a Rosetta con el lugar del impacto, ya que pasará de las órbitas elípticas alrededor del cometa a una trayectoria que acabará con su impacto sobre la superficie del cometa el día 30 de septiembre. ESA