El módulo de aterrizaje de la sonda espacial Rosettase posó en la superficie del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, informó el miércoles la Agencia Espacial Europea.
Es la primera vez que un robot se deposita en un cometa. De acuerdo con el plan, el módulo, de tamaño similar a una lavadora, descendió hasta el cometa, donde se ancló con arpones y tornillos.
El aterrizaje en el cometa, que viaja a toda velocidad por el espacio, coronó una misión de una década para estudiar de cerca la gigantesca bola de hielo y polvo y aprender más acerca de los orígenes de estos cuerpos celestes.
La agencia informó que recibió una señal del módulo Philae, de 100 kilogramos (220 libras), después de que aterrizó exitosamente en la superficie helada del cometa, de 4 kilómetros (2,5 millas) de diámetro.
Marcó el final de los 10 años de viaje por 6 mil 400 millones de kilómetros (4 mil millones de millas), en los que la nave Rosetta transportó a su acompañante, el módulo de aterrizaje Philae.
Siete horas antes, la sonda no tripulada Rosetta de la Agencia Espacial Europea liberó con éxito el módulo de aterrizaje hacia la superficie del cometa.
La ESA anunció el miércoles por la mañana que Philae no había logrado activar el sistema de descenso activo, que emplea un mecanismo de propulsión para evitar que la nave rebote en la superficie del cometa. En su lugar, la agencia empleará tornillos de hielo y un sistema de arpones para asegurar la sonda.
Varias horas más tarde, los controladores de la misión aplaudieron y se abrazaron el miércoles cuando se confirmó la separación del módulo.
Unas dos horas después de que se confirmase la separación, los científicos dijeron que habían restablecido el contacto con el módulo, tal y como se esperaba.
Durante su descenso, los científicos sólo pudieron mirar, porque la enorme distancia con la Tierra -500 millones de kilómetros, o 311 millones de millas- hace imposible enviar instrucciones en tiempo real.
"Necesitaremos algo de suerte para no aterrizar en una roca suelta o en una ladera empinada" , dijo Stephan Ulamec, director del Philae en el Centro Aeroespacial Alemán DLR.
El plan es que Rosetta y Philae acompañen después al cometa en su dirección hacia el Sol y se volverá más activo conforme se calienta.
Empleando 21 instrumentos de medición, recogerán datos que los científicos esperan ayuden a explicar el origen de los cometas y otros cuerpos celestes.
La ESA dice que incluso aunque el aterrizaje no funcionara, la misión, valorada en mil 300 millones de euros (mil 620 millones de dólares) y lanzada en 2004, no será un fracaso. Por su cuenta, Rosetta, podría realizar el 80 por ciento de la misión por su cuenta.
ESA - AP