Las observaciones realizadas poco después de la llegada de Rosetta a su cometa objetivo en 2014 han dado lugar a la confirmación definitiva de la presencia de agua helada.
Aunque el vapor de agua es el gas principal que se ha podido percibir desde el cometa 67P/Churyumov–Gerasimenko, se cree que la mayor parte del hielo procede de debajo de la corteza del cometa y son muy pocos los ejemplos de hielo hallados en la superficie.
Sin embargo, un análisis detallado del instrumento infrarrojo VIRTIS de Rosetta revela la composición de la capa superior del cometa: principalmente, está cubierto de un material oscuro, seco y orgánico mezclado con una cantidad reducida de hielo.
En el último estudio, que se centra en las imágenes obtenidas por escáner entre septiembre y noviembre de 2014, el equipo confirma que dos áreas de varias decenas de metros en la región de Imhotep, que aparecen como zonas brillantes de luz, incluyen realmente una cantidad significativa de agua helada.
El hielo se asociaba a las paredes de acantilados y caídas de residuos y se encontraba a una temperatura de aproximadamente -120º C en ese momento.
En estas regiones, se descubrió que en torno a un 5% de cada área de muestreo de píxeles era hielo puro y el resto estaba compuesto por material oscuro y seco. La abundancia de hielo se calculó comparando las mediciones de Rosetta con modelos que estiman cómo se mezclan los granos de hielo de diferentes tamaños en un píxel.
Los datos obtenidos revelaron la existencia de dos grupos de granos diferentes: una mide varias decenas de micrómetros de diámetro y la otra es algo mayor, 2 mm aproximadamente.