Entre el jueves y el 1 de febrero se cumple el 49 aniversario del incendio en el murieron los tres tripulantes del Apolo 1, el 30 aniversario del desastre del transbordador Challenger y el decimotercer aniversario de la tragedia del transbordador Columbia.
El 27 de enero de 1967, los tres tripulantes del Apolo 1, Gus Grissom, Ed White y Roger Chaffee, perecieron al producirse un incendio en el módulo de comando durante un ensayo en Cabo Cañaveral.
El 28 de enero de 1986, el transbordador Challenger se desintegró 73 segundos después de despegar cuando iba a cumplir la misión STS 51-L, en la que por primera vez en la historia viajaba un civil, la profesora Christa McAuliffe.
Esa noche, el entonces presidente Ronald Reagan (1981-1989) tenía previsto dar el discurso sobre el Estado de la Unión, que aplazó debido al luto nacional y en su lugar pronunció un emotivo mensaje, sobre todo dirigido a los niños que estaban viendo el lanzamiento, que tuvo un gran impacto en la sociedad.
El 1 de febrero del 2003, el transbordador Columbia se desintegró al entrar en la atmósfera con sus siete tripulantes, tras 16 días de exitosa misión (STS-107) , en un accidente que volvió a conmocionar al país.
Con motivo del 30 aniversario del Challenger mañana, el canal National Geographic ha publicado un nuevo documental sobre la tragedia titulado “Challenger Disaster: Lost Tapes” (El desastre del Challenger: las cintas perdidas) .
El dramático accidente frustró la aspiración de la NASA de enviar civiles al espacio para involucrar a la sociedad en sus exploraciones, recabar apoyo para su costosa financiación y obtener puntos de vista de profesores, periodistas y otros profesionales que pudieran hacer una aportación literaria.
Los transbordadores de la NASA dejaron de volar en julio del 2011, y lo único que queda de ellos son ahora piezas de museo. La agencia estadounidense depende desde entonces de las naves rusas Soyuz para trasladar a sus aeronautas.
Para evitar esa dependencia, la NASA está volcada en un proceso para que esos traslados se hagan en naves de compañías privadas del país.
La agencia dotó con seis mil 800 millones de dólares a Boeing y a SpaceX en septiembre del 2014 para que concluyan sus cápsulas espaciales, con la esperanza de que puedan entrar en funcionamiento a finales del próximo año.