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El Ariane 5 especialmente configurado para esta misión al servicio de la Agencia Espacial Europea (ESA), responsable de la gestión de Galileo, inició su vuelo a las 13.06 GMT con cinco segundos de ascensión vertical, antes de inclinarse en dirección a su órbita.
Las secuencias programadas se sucedieron sin incidentes conforme la lanzadera se perdía de vista entre las nubes del cielo de Kurú, y el mensaje repetido por los técnicos del consorcio europeo Arianespace que dirigían la misión desde allí subrayó que "todos los parámetros (eran) normales".
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La lanzadera debe alcanzar, en su estadio final, una velocidad de 3.690 metros por segundo a una altitud de 22.925 kilómetros.
Tras los seis de 2015, este año ya se habían enviado a esa órbita otras dos unidades de Galileo, pero con el cohete de concepción rusa Soyuz.
Con los cuatro de hoy, 18 satélites Galileo estarán en servicio a finales de año, a los que se añadirán cuatro más lanzados en el tercer trimestre de 2017 de nuevo con un Ariane-5 en una única misión, lo que se repetirá en 2018. Así quedará cubierto el programa completo de la constelación.
Estos satélites están fabricados por OHB Systems y SSTL, tienen un peso de entre 715 y 717 kilos cada uno, una envergadura de 14,67 metros cuando están desplegados y una potencia eléctrica de 1.900 vatios.